martes, 15 de febrero de 2011

El chico que miente

El chico que miente (The Kid Who Lies) 3,5/5

Esta película tipo viaje me ofreció tantas caras que no sabría por donde comenzar...

Primero, una película venezolana 100% sin violencia, sin pistolas, sin robos como tema principal. Wow... evolución total. Segundo, una película que explora el lado hermoso y totalmente envidiable de Venezuela, nuestras playas, nuestras costas, nuestros hermosos paisajes. Tercero, una historia acerca de un tema muy desconocido por mucha gente y que ciertamente te lleva a reflexionar. Cuarto, una película muy espiritual, muy filosófica, muy personal, que sin embargo cualquiera podría disfrutar.

Les presento al chico que miente, así, sin nombre, la aventura de un niño afectado por el deslave que sin razón aparente emprende un viaje a través de todo el oriente del país buscando una mujer que vende ostras. Nuestro personaje es un niño que ciertamente dice muchas mentiras para comer gratis y digamos que más que aprovecharse de la gente, se aprovecha de la bondad del venezolano. Nos muestra el lado amable, ingenuo, divertido, pasando por lo malo, abusador y enfermo que todo el mundo tiene.

He notado que la película decepciona al venezolano común que cree que ir al cine es algo más que ver una película y busca cosas tan vastas como entenderla, quedar con una explicación o simplemente que te den una moraleja ¿Acaso mentir está mal? ¿Acaso robar está mal? ¿Acaso aprovecharse de la gente está mal? Escenas tan de nosotros como la mamá de unos 120 años cantando con la hija de 100, o como la fiesta patronal de alguna virgen, o como el "debut" de un niño de unos 12 ños con una niña de 16, o como la simple gastronomía del venezolano, caraotas, empanadas, carne mechada, el entierro de una señora y las singulares procesiones, incluso la enfermedad de algunas personas codiciosas y sencillamente extrañas. Escenas que solo sirven para recrearte la vida, más que para recrearte una película.

Actuaciones pobrísimas, en Venezuela estamos empeñados a poner gente sin estudios para actuar; una cinematografía hermosa, paisajes increíbles y escenas preciosas que demuestran que Venezuela es más que tres malandros robando todo el tiempo;  una buena dirección que, claramente y valga la redundancia, no nos quiere llevar en la dirección que creemos sino que simplemente nos quiere mostrar la vida, más que la vida de un niño mitómano; personajes tan bien creados que simplemente ya sabemos que harán siempre, sin necesidad de a veces ni mostrarlos; un final bien extraño en el cual simplemente no pasa nada y que seguramente nunca logramos entender (Y sencillamente ni hace falta).

Esta película la recomiendo altamente, pero vayan realmente sin expectativas, dispuestos a disfrutar una película más que una historia. Una película tan venezolana y tan de nosotros pero que cualquiera entendería e incluso aseguro que admiraría más que nosotros mismos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario